Antes de mi despertar me sentía como un árbol: Atada de pies y manos, incapaz de reaccionar ante las muestras de cariño, como si fuesen algo ajeno a mí.
Rígido, que se quebraba con facilidad ante los vientos.
Las raíces profundas y largas, significan que me volví a "enraizar" con mi historia de vida, reconciliándome con la niña que le faltó que la vieran y que la amaran.
Pude recuperar y honrar la relación con mis familias de origen.
El propósito de mi tatto, es recordarme que no quiero volver a ser ese árbol, sino que más bien permitirme abrazar, escuchar, reír, llorar... ESTAR para mí y para los demás.
